Valencia en fallas

Valencia ya ha superado unas nuevas fiestas falleras, entre fuego, sol y viento.
Este año el debate fallero que suele tener un recorrido local, ha trascendido al gobierno central como consecuencia de la transposición de una Directiva Europea que impide el acceso a la pólvora a los menores de 12 años. Una decisión que requiere de un debate meditado y racional, en el que se analicen los pros y contras de la misma, pues evidentemente afecta a nuestras tradicionales fiestas pero igualmente hemos de poner medidas para evitar que los menores de 12 años accedan a la pólvora que les puede acusar lesiones de por vida, como ocurre año tras año.
Como otras muchas decisiones políticas, de nuevo era necesario un debate sosegado y nos hemos encontrado con un sinfín de declaraciones interesadas del PP en las que se pretendía hace creer primero, al aprobar la Orden Ministerial, que el gobierno atentaba contra las fiestas y la Alcaldesa invitaba a incumplir la norma; segundo, que se estaba tardando mucho en decidir una moratoria porque se seguía atentando contra las fallas; tercero, que al anunciar la moratoria el gobierno estaba haciendo electoralismo. Así la Alcaldesa de Valencia se dedicó a utilizar la transposición de una Directiva Europea de obligado cumplimiento como un arma electoral bajo un discurso interesado que sencillamente denota cómo hace política.
Para la Alcaldesa de Valencia solucionar un problema de un barrio sería algo extraordinario y si se trata de las fallas es un imposible. Recientemente hemos visto como se enfrentaban los vecinos de un barrio pues algunos no estaban dispuestos a soportar la luz del alumbrado decorativo y festivo de alta intensidad en sus balcones. Y la pregunta es, ¿cabe todo en fallas? La respuesta de Doña Rita sería ¿me dará votos?.
La convivencia en las ciudades debe ser el primer lema de cualquier alcalde que se precie, con medidas mas o menos populares, pero que respeten los derechos de TODOS los ciudadanos, sean más o menos falleros.
Una manera de hacer política que se aparta de decisiones racionales y que nos devuelve al debate de los petardos disparados por menores. Sólo mediante un análisis objetivo, alejado del electoralismo y preocupado por sus ciudadanos podremos encontrar el camino que nuestra ciudad necesita. El electoralismo vende, pero no resuelve los problemas.

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